Articulada a partir de preguntas como ¿Qué es una imagen? ¿Es la superficie una sustancia? La obra de Splitt realiza una serie de intervenciones donde la idea de pintura y proceso constituyen su eje discursivo. Regiones de pintura derramada sobre el suelo inundan un elemento formal a modo de escultura. Esta construcción, hecha a base de paneles coloreados, opera una relación con el vertido pictórico poniendo de manifiesto cualidades como la gravedad, la extensión y la resistencia que se opone a este “Pouring” o pintura derramada. La superficie brillante de estas acumulaciones pictóricas juega con el equívoco de parecer aún líquidas y se relaciona con la presencia del espectador. Desde un ángulo alejado de la pieza, el material parece disolverse en su entorno como un paisaje reflexivo que queda atrapado en un espacio interior.