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Una oscura euforia

27 de abril

Para su primera exposición individual en la galería Artnueve, Christian Lagata (Jerez de la Frontera, 1986) sublima algunas de las obsesiones sobre las que ha estado trabajando durante el último lustro. Una oscura euforia, una expresión tomada del novelista Don DeLillo, titula el paisaje que el artista ha dispuesto en la galería a través de la recombinación espacial de distintas obras producidas especialmente para la ocasión. A través de su constelación, Lagata esboza algunos escenarios distintivos del capitalismo tardío como los solares en desuso, el descampado urbano y las ruinas de la industrialización del campo.

Estos lugares, productos de la interrupción de operaciones inmobiliarias, los límites de la urbanización y de procesos de modernización agrícola, conviven bajo el signo de una misma condición: el calor y sus manifestaciones visuales. En los últimos años, el incremento global de la temperatura y la creciente desertificación del planeta ha convertido esta experiencia, vinculada históricamente a un sur geográfico y cultural, en un fenómeno menos local y más universal. El sol duplicado que preside la sala, Un dorado suave (Rodalquilar) (2015), enfatiza las cualidades identitarias que se despliegan alrededor del calor, con sus cuerpos, modos de vida, formas de trabajo, referencias culturales y mitologías propias. Este, a su vez, es una amenaza creciente que imposibilita la vida, dificultando el desarrollo de cualquier actividad. Su intensidad, como se enfatiza en la instalación, dinamita los matices entre lo orgánico cambiante y lo inorgánico fosilizado; entre la muerte geológica y la vida vegetal; entre el cuerpo aletargado y la animación latente.

Sin posibilidad de elegir, por el solo hecho de entrar en la galería, el visitante se incorpora a un enjambre de tubos, La serpiente es el camino (2023), que, alelados por el calor, avanzan a su vez hacia este sol siamés. Se trata de la última iteración de la serie Gran serpiente pequeña serpiente (2021-2023). El diámetro de estas piezas oscila entre el de las tuberías de una caldera industrial y el de los colectores de escape de un tráiler o tractor. La superficie prístina del acero de los tubos se encuentra también teñida por la exposición a las altas temperaturas, al calor –una traza mnemónica de los procesos industriales para los que fueron creados–. Liberados del futuro alimentado de combustible fósil que la posguerra les había prometido, estos tubos reptan por el suelo de la galería como muertos vivientes, elevándose hipnotizados como serpientes encantadas al son de las siete trompetas del apocalipsis, enderezándose libidinosamente ante su nueva condición de libertad.

Los tubos navegan entre piedras de sal, cuya cristalización suele producirse por la evaporación agresiva debida a un aumento del calor ambiental. Algunas de las cuáles, como Sin título (una luz abrasadora, el sol y todo lo demás) (2022), se encuentran engalanadas con amuletos que atraviesan sus cavidades. De la loma de estas rocas, que pertenecen a la serie Sol de Fuego (2022), arrancan una serie de cardos secos: figuras totémicas que se esfuerzan en construir, de aquello arrasado, la posibilidad de nuevas mitologías. En medio de este espacio, el visitante podrá elegir si participa de la lúdica excitación de los tubos, de los rituales que los cardos parecen orquestar, o si simplemente condena el árido futuro apocalíptico que estos anticipan.

El acercamiento al calor como evento fenomenológico, somático, político y cultural se produce en el trabajo de Lagata desde un posición biográfica: el artista creció en una de las regiones donde más horas luce el sol en toda la Península Ibérica, entre Jerez y Rota, cuya base militar americana constituyó uno de los principales puntos de desembarco del capitalismo moderno en España. En su investigación sobre este fenómeno, Lagata se provee de una particular genealogía artística que incluye la obstinada lectura erótica que el surrealismo hace de lo maquínico; la fascinación por el ready-made de origen industrial que caracteriza la escultura minimalista; el fetichismo tecnológico que articula las distopías literarias de J. G. Ballard; la América en ruinas sobre la que trabajan Robert Smithson o Gordon Matta-Clark o las oportunidades de juego e introspección, de descubrimientos infantiles que los situacionistas superponen a una ciudad europea en decadencia. Esto se materializa en una abstracción heredera del minimalismo de la que, ante la involuntaria antropomorfización de sus formas, emana también sentido del humor.

Constelando lo material con lo biográfico, Una oscura euforia desgrana lo que es, a la vez, una crisis estética y ambiental. Como el historiador del arte Jonathan Crary explica, las representaciones, principalmente sensacionalistas a través de las que los medios de comunicación han relatado el cambio climático, reinscriben la catástrofe medioambiental dentro de las lógicas del espectáculo que estructuran el capitalismo, causante en primera instancia de esta crisis. A través de la conjunción de sutiles gestos escultóricos y espaciales, el ejercicio de memoria y paisaje que Lagata dispone para nosotros en Artnueve, nos induce, no solo a reflexionar de manera sosegada sobre las consecuencias estéticas y políticas de las múltiples crisis superpuestas que determinan nuestra biografía, sino a rescatar de ellas nuevas formas de experiencia comunitaria e imaginación desde el sur.

 

Lluís Alexandre Casanovas Blanco

Vista de la instalación Una oscura euforia
Gran serpiente pequeña serpiente (mismo deseo II), 2023
Acero inoxidable y soldadura
106 x 51 x 12 cm
Sin título (una luz abrasadora, el sol y todo lo demás), 2022
Roca de sal, latón y madera de iroko
43 x 44 x 20 cm
Sol de fuego, 2022
Instalación. Rocas de sal, cardos secos, silicona y lino
106 x 40 x 25 y 200 x 45 x 27
Casa de Marcos (Valle del Guadalhorce), 2018
Negativo 6 x 7 digitalizado. Inyección de pigmentos sobre papel de algodón Hahnemülhe 188 gr, marco de aluminio y cristal museo
35 x 44 cm
Ed. 1/3 + 2 P.A
Un dorado suave (Rodalquilar), 2015
Negativo 6 x 7 digitalizado. Inyección de pigmentos sobre papel de algodón Hahnemülhe 188 gr, marco de aluminio y cristal museo
35 x 44 cm
Ed. 1/3 + 2 P.A
Actividad subvencionada por el Ministerio de Cultura y Deporte