En Juan de Sande la multiplicidad de lo visible está presente desde el mismo proceso de construcción de la imagen, compuesta a través de la suma de varias realidades que confluyen en un nuevo campo visible inexistente. Un campo esencialmente teatral y, en cierto sentido, barroco, un lugar donde la visión es puesta en escena.
Se trata de una imagen fragmentaria que reconstruye un todo imposible. Ante estas imágenes, la mirada del espectador se inquieta y se moviliza, pues hay algo ahí que no debiera estar, algo familiar y al mismo tiempo extraño.