Tanto Kirsten Hutsch como Sergio Porlán, abordan la práctica artística desde distintas disciplinas, pero manteniendo en común una relación simbiótica entre el proceso del artista y la obra, abordando sus trabajos sobre temas y problemáticas de carácter universal.
En el caso de Kirsten Hutsch, la pintura surge como una estrategia de adición progresiva desdibujando los límites entre dicha disciplina y la escultura. En la serie presentada para esta edición de Swab, la artista establece una revisión histórica de la pintura, su objeto, finalidad, hasta llegar al punto en el que la presencia material de sus obras se hace evidente junto a una sensación general de inmediatez o urgencia. Cierta espontaneidad que salpica sus piezas a modo de contundentes pinceladas ilusorias donde la cinta adhesiva se encarga de llevar a las composiciones ingrávidas que forman parte de su propuesta.
En la propuesta de Sergio Porlán, nos vemos transportados a un mundo postapocalíptico, el alfa y omega de estructuras, criaturas e incluso mundos enteros. Que se ven transformados por entes de existencia parasitaria y simbiótica alimentados por las lágrimas y sudor humanos. Las piezas, siendo artífices del cambio, se asemejan a los exoesqueletos de ciertas criaturas acuáticas, cuya apacible y sólida apariencia constituye una dicotomía en contraposición con su interior mórbido.